No sale en la peli Apolo 13, pero Poppy Northcutt ayudó a traer a los astronautas de vuelta a la Tierra. Matemática que rompió estereotipos y se convirtió en la 1ª controladora en la misión de control de la NASA. Después se hizo abogada y activista feminista.

Frances Northcutt nació en 1943. Su hermano pequeño siempre la llamó Poppy y ella decidió que prefería ese nombre, así que fue el que acabó usando. Decidió estudiar matemáticas porque se le daban muy bien y… era considerado un trabajo de hombres, así que se pagaba mejor.

En 1965 conseguía su primer trabajo. Nada menos que en una empresa aeroespacial (TRW) que trabajaba para la NASA. Enseguida empezó a trabajar en las misiones Apolo, las que irían a la luna.

Al principio empezó a trabajar como computadora, igual que otras mujeres matemáticas como Katherine Johnson («Figuras Ocultas»). Pronto la promocionaron y la pusieron a trabajar como ingeniera para la misión Apolo 8. Se convirtió así en 1968 en la primera mujer «en ponerse unos cascos» y trabajar en la misión de control de la NASA, en el área de planificación y análisis de las misiones.

La misión Apolo 8 fue la primera misión tripulada en orbitar la luna. Poppy y el resto de equipo de operaciones diseñó la trayectoria que tenía que seguir para conseguirlo, programando computadoras para ir evaluando distintas posibilidades.

«Al principio sentí un montón de presión porque era la única mujer. Si yo lo hacia mal, podían pensar que no era cosa de mujeres. Hubiera preferido ser la mujer número 20, no la primera. Después empecé a pensar que era tan capaz como los hombres que me rodeaban».

Eso sí, Poppy cuenta que las cámaras del circuito interno de control de misión a veces se ponían a grabarla a ella y ponerla en los monitores de compañeros para «entretenerlos». Dice que se sentía como si «Gran Hermano» la estuviera observando…
Cuando la NASA recibió el mensaje de «Houston, tenemos un problema», Poppy estuvo en el equipo que trabajó en planificar la trayectoria que podía traer a los astronautas de vuelta a casa. Ella era una de las personas que había programado el software que calculaba las maniobras.

Todo el equipo de operaciones (que incluía a Poppy), recibió la «Medalla de la Libertad», la condecoración más importante en EEUU: «A los hombres y mujeres del equipo de operaciones, que convirtió una potencial tragedia en uno de los rescates más extraordinarios de la historia».

No fue para menos. Se llegó a pensar que los astronautas del Apollo 13 no conseguirían sobrevivir y el presidente estadounidense, Nixon, tenía preparados dos discursos: uno por si vivían y otro por si no. Pero el equipo de operaciones lo tenía claro: «El fracaso no es una opción»

Poppy recibió la atención de la prensa. Un periodista la llamó la «Venus del Apolo». Otro empieza diciendo que participó en un concurso de belleza y su estatus sentimental, insinúa que igual consiguió el trabajo por ser guapa. Otro finaliza alabando sus piernas. No comments

Ese mismo año, 1970, Poppy se implicaría en el movimiento feminista, un «8M» estadounidense: una huelga feminista en todo el país para conseguir igualdad de derechos, aborto libre y cuidado infantil gratuito. Fue el 26 de agosto, en el 50 aniversario de conseguir el voto femenino. Poppy dice que decidió participar en la huelga feminista porque era consciente de su privilegio: tenía un buen trabajo con un buen sueldo en el que era difícil sustituirla, así que se podía permitir participar sin apenas consecuencias, al contrario que otras mujeres.

En 1972 despegó Apolo 17, la última misión que fue a la la luna. En reconocimiento por ser una de las pioneras en las misiones Apolo, un cráter cerca del lugar en el que aterrizó la nave recibió el nombre de «Poppy». Mientras, Poppy cada vez estaba más implicada en el movimiento feminista. En 1974 su empresa la «prestó» al ayuntamiento de Houston para que Poppy se convirtiera en la primera «Defensora de las mujeres para la ciudad.
Consiguió que las mujeres no tuvieran que pagar para que un ginecólogo las examinara después de una violación (sí, hasta entonces les hacían pagar alegando que si no algunas lo utilizarían para «conseguir revisiones gratis»). También luchó por la igualdad salarial. Y además consiguió que hubiera más mujeres bomberas y policías. Consiguió que se eliminara el requisito de altura y que las mujeres pudieran llevar el uniforme con pantalones (la falda hasta entonces era obligatoria).

Después volvió a trabajar como ingeniera en su empresa aeroespacial, aunque empezó a estudiar derecho por las noches. Acabó la carrera en 1984 y decidió comenzar una carrera como abogada. Dice que ojalá vivieramos más, que también le encantaría ser neurocirujana. En la actualidad, Poppy, con 81 años, sigue siendo muy activa en organizaciones feministas. Si os pasáis por alguna manifestación en Houston, es posible que la veais.

Para saber más:
- Poppy está activa en redes sociales. Tiene cuenta en Mastodon (parece que ya no la usa) y en BlueSky (está activa)

Sara Gil Casanova
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